sábado, 2 de marzo de 2013

Empatía


Manuel es un propietario que tiene casas en alquiler, y en muchas de esas no recibe el alquiler de los inquilinos. A causa de esto, tiene muchas deudas con el banco. Un día, le llega una carta de desahucio dirigida a la casa donde el vive. Manuel va al banco, porque conoce al director del banco y va a suplicarle que le de algo de tiempo para condonar las deudas. Tras un buen rato pidiéndoselo, Adolfo, el director del banco, le da cinco meses para los 740.000€ que debe. Manuel necesita dinero rápidamente, así que amenaza con desahuciar a los inquilinos que le deban dinero. Todos ellos se lo dan, menos uno, Felipe, un abogado con tres hijos y que tiene varios clientes que no le han pagado varias facturas. Felipe debe 1.200€, que Manuel exigía en ese preciso instante. El abogado le pide una semana mas, solo una semana mas para que sus clientes le paguen las facturas y el pueda pagar las deudas. Manuel no le da esa semana y a los tres días le desahucia. Lo que Manuel no sabia es que Adolfo y Felipe eran viejos conocidos. Felipe gano hace años un caso que si perdía, Adolfo perdía millones o incluso también el banco. Hacia años que no habían tenido contacto, pero el director revisó las cuentas del banco de Manuel porque le parecía sospechoso que hubiera sacado tanto dinero en tan poco tiempo, y allí lo vio Cuando Adolfo se entero de que su deudor había desahuciado a su viejo amigo, retiro los cinco meses que le dio y devolvió la casa a Felipe.


En esta historia, Manuel no supo perdonar una deuda "pequeña" cuando el había sido perdonado por una mucho mayor. No demostró piedad, ni empatía.